jueves, 12 de julio de 2012

CRONICA DE UNA PRESENTACIÓN EMBLEMÁTICA (I)

Arranqué con esta aventura del publicar, que no del escribir que ya me conocéis, que soy temprana y cansina, y cada vez que pasaba por la puerta de la Librería "LUCES", una de las más emblemáticas de mi Málaga natal, se me antojaba un sueño inalcanzable ver algún día mis libros colgados en sus estanterías. Esos desvelos ocuparon mi mente como un agujero de ozono hasta que fui a Madrid, a la Gran Vía, entré en LA CASA DEL LIBRO y me enamoré de sus estanterías verdes. No me olvidé de LUCES, no, solo que ahora, mi corazón estaba dividido entre dos amores... imposibles. La vida sigue, una se esfuerza y el empeño tarde o temprano se recompensa. Y por no aburriros os diré, que en ambos lugares han plantado sus hojas tiernas mis novelas y que en Madrid, "Un féretro en el tocador de señoras" y "Cuarentañeras" abrieron camino a sus hermanas menores y allá que me vi montada en el AVE un caluroso 5 de julio, armada de ilusión: iba a presentar "GATO POR LIEBRE", mi último hijo, en LA CASA DEL LIBRO de Gran Vía. ¿Es o no es un honor indescriptible para una provinciana como yo? Pues eso. No me llegaba el pompis al asiento. 

 14:00 horas. ATOCHA. Corre a mis brazos María Orgaz, bloguera, escritora y amiga en la distancia desde que su amor incondicional y su fe en mis historias nos unieron en la Feria del Libro del pasado año. Está guapísima, le brillan los ojos. Le regaño por estar demasiado flaca, ella me lo consiente, y nos ponemos rápidamente al día.




14:30 horas. Nos vamos al estanque de las tortugas donde he quedado con otra maravillosa amiga: Angela Ayensa. Una artista multidisciplinar, que aúna su buen hacer como pintora con la más sublime poesía dando lugar a una obra especial cuyos títulos me encandilan. Y mientras Ángela llega, María y yo observamos las tortugas: pequeñas, resbaladizas, insignificantes casi pero tenaces. Se esfuerzan durante minutos (que a ellas deben antojárseles horas completas) por salir del agua. La losa de cemento es alta, el nivel del agua no ayuda. Pero persisten y no se rinden. "Esos somos nosotros, los escritores" le digo a María. "Luchando contra viento y marea. Batallando por aquello en lo que creemos. ¿Y ves? Al final todas alcanzan su meta. El secreto está en no desfallecer".


14:50 horas: Una marabunta de rizos se me echa encima. Ángela huele divinamente y sigue tan enérgica y luminosa como la recuerdo de nuestros tiempos de la radio, donde la conocí. Hago las presentaciones y elegimos dónde tomar una cerveza bien fría, Madrid se cae a pedazos bajo un sol achicharrante. Pero como falta un fleco en nuestro grupo, ellas, que son las nativas (pongo cara de "modo cateta-on"), se deciden por un sitio céntrico y fácilmente localizable: El brillante.


Allí pruebo por primera vez los berberechos que me parecen riquísimos. Hasta hoy me daban como asquillo, pero este 5 de julio es especial, este jueves me atrevo con todo. Alargo el palito, pincho, saboreo y... ¡Oh sorpresa! ¡Qué delicia! Debería acordarme más a menudo de cuando era niña y me daban repelús las gambas. Ahora por un plato de ídems a la plancha ma-to. Si eJJJJJque sirve una lo mismo pa un roto que pa un descosío...




15:15 horas. Recibimos (algo jolgoriosas y achispadas, para qué negarlo) al único mocito de la reunión, Jesús de las Heras, escritor de la Generación Kindle, intrigado admirador de Gaby (la prota de "GATO POR LIEBRE"), simpatizante del simpar Abolafio y enemigo acérrimo de Miguel Ángel. Un señor de los pies a la cabeza con un agudo sentido del humor que enseguida se siente como en casa (o al menos eso es lo que nos parece) entre estas tres locas del volante. Ni le intimidamos ni nada. Como entre escritores anda el juego, nos zambullimos en el mundo de las letras, el estado de la industria, los dolores de la distribución y para cuando María nos anuncia que debe marcharse, caemos en la cuenta de que hemos perdido la noción del tiempo. Pero ¡si hay que almorzar!



Continuará...

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