martes, 12 de febrero de 2013

HUMOR AMARILLO





Tenemos unos gobernantes cuya mentalidad y modo de resolver conflictos es francamente difícil de entender. España pasa hambre. Es duro de decir, muchos no querrán creerlo pero colaboro en un programa que palpa la realidad cada día, le mete el termómetro en la boca, y nos demuestra, que al menos en Andalucía, lo peor está ocurriendo: gente que no tiene para darle de comer a sus hijos, padres que ayunan para repartir lo poco que entra en sus neveras, adolescentes con úlceras debidas al estrés que se vive en sus familias... ¿Queréis que siga?

Y mientras tanto, la riqueza que pertenece a todo el que trabaja se acumula en manos de unos pocos que tienen la desvergüenza de robarnos y llamarse políticos. Los debates nunca entran al meollo de la cuestión, flotan por encima de cuestiones superficiales e innecesarias como eventos deportivos, competiciones cantarinas, grandes hermanos y demás chorradas por el estilo.

Entendámonos: chorradas, cuando hay cosas vitales de las que nadie se ocupa.

¿Dónde están los planes de choque para evitar esto? ¿Dónde las medidas para incentivar a unos pocos valientes que se atreven a montar un negocio que podría dar de comer a un par de familias? Hace relativamente poco se confirmó un rumor que corría a voces por la calle: los establecimientos y empresas abiertos por personas de nacionalidad china gozan de un incentivo de exención fiscal por cinco años durante los cuales no pagan un céntimo de impuestos. Y los beneficiarios de tan generosa medida, que serán extranjeros pero no son tontos, cuando el plazo expira, le pegan el cambiazo al titular de la empresa, lo cambian por otro y ¡hala! A disfrutar de otros cinco añitos. ¡¡Aprovechando, que es gerundio!!

No conozco a ningún empresario español que disfrute de una medida, siquiera parecida. Pretendes montar un negocio y cuando todavía no has abierto ya te han cosido a impuestos. ¡Me cago en la mar serena! Te fundes en el primer mes el presupuesto de todo un año. Bueno... se-lo-co-men.

El caso es que ellos, animados por unas ganancias que no desaparecen ni se evaporan como las de los españoles, crecen y amplían sus locales, absorbiendo esquinas, manzanas completas. Las cosas están jodidas y los cachivaches del bazar oriental son baratos (y malos, pero sobre todo, baratos), al final siempre acabamos comprando allí y la pescadilla se muerde la cola: consumimos sus productos, engordamos sus negocios, no entramos en las tiendas españolas, nuestros paisanos terminan cerrando. Si pretenden igualar al enemigo y bajan los precios, su irrisorio margen de beneficio se lo lleva la agencia tributaria.

No digo que forzando una exención fiscal de 5, 3 o X años vayan a florecer los negocios de manera milagrosa pero ayudar, ayudaría.

¿Alguien me explica y me responde al porqué de ese desigual tratamiento? ¿De esa discriminación imperdonable? Me indigno, me indigno y me indigno. ¿Os indignáis vosotr@s?

Pues pensemos algo. Vuelvo en breve.


 
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