No cabe duda de que nos ha tocado vivir una época muy especial. Será mejor o peor por aquello de la crisis y siempre habrá quien desde un punto de vista “rosado” (por el que siempre abogo) vea el vaso medio lleno y le saque el zumo en positivo a este desmoronamiento del mundo financiero conocido. Como defiendo en mis novelas, ambas versiones, la positiva (y creciente) y la negativa (decreciente) están a nuestro alcance y disposición, de la actitud que adoptemos dependerá la selección. Y, creedme, del lado de la acera donde decidamos posicionarnos dependerá el que nos hundamos o salgamos a flote más vivos y despiertos que nunca.
Vivo por y para dos mundos en crisis: no, no me refiero a la global, esa nos alcanza a tod@s. Me refiero al mundo del cine y al del libro (ay, señor, señor… Qué berrinche) que aparte de disfrutar la generalizada caída en picado, disponen (cómo no) de su propio fiasco en saludable crecimiento. Nadie sabe qué hacer con ellos, ni cómo salvarlos de la quema. La piratería nos arruina, los presupuestos se desbordan y son inalcanzables, las distribuidoras lo complican todo, la gente no lee (dicen) y no va al cine (cuentan, rumorean)… ¿Cuál será la solución mágica a este desastre sin precedentes?
Soy muy de refranes y hay uno que dice “nadie escarmienta por cabeza ajena” lo que en cañí viene a significar “la gente es tan ceporra y egocéntrica que requiere darse el mamporro en 1ª persona, en vivo y en directo, sin que el que acaba de darse su vecino le sirva de advertencia ni escarmiento”. Dicho de otro modo, el fracaso estrepitoso del mundo de la música, los descensos en barrena de las ventas, las descargas por miles, el fraude, la ruinosa ruina… Todo lo que debía habernos puesto sobreaviso se obvió y fue objeto de mofa; se arrinconó para que oculto, no llamase la atención; “vayamos de puntillas con este enojoso grano” se dijeron. Y el mecano se derrumbó y la industria se hundió. Y todos nos quedamos mirando sin mover un dedo. Como no hay dos sin tres allá vamos detrás, libros y cine, cuesta abajo y sin frenos.
Por cuando descubrí el plan B de Carlos Jean, me emocioné. Por eso decidí entregarle un post de este mi-vuestro humilde blog. Este señor, compositor de profesión, generoso de vocación, le ha ofrecido una oportunidad a todos los amantes de la música: si cantas o tocas algún instrumento, incluso si meramente aporreas con cierto arte una pandereta, puedes enviarle una demo de tu obra. Él selecciona con cuidado los acordes y los combina entre sí, los encaja como delicadas piezas de puzzle en una melodía que previamente ha creado. Y con eso, genera magia. Salieron en la tele, porque estas cosas, cuando además de originales son emotivas, venden mucho, y aprovechó la cita ante las cámaras para enlazar un paso de violines en una canción que no ha tardado en convertirse en la number one de todas las listas mundiales, éxito de superventas y frenesí discotequero sin parangón. Asistí al proceso creativo y reconozco que hacía tiempo que no me emocionaba tanto ni tan hondo: no fue solo el placer que al oído regala la música (me declaro melómana perdida), fue ver esas caras de satisfacción, ese entusiasmo, ese ALMA en los violinistas anónimos, jovencísimos casi todos ellos, que por fin veían reconocidas sus capacidades tras quedarse chatos con los portazos que las discográficas les han ido endiñado en las narices.
El plan B, funciona. De momento es un éxito. Más adelante puede que frene, incluso que desaparezca pero hoy por hoy, convierte en automático “hit” absolutamente todo lo que toca. ¿Y sabéis qué lección me enseña? Que hay que aportar originalidad a este mundo, que las cosas cambian y evolucionan y que puede que con el 2012, en lugar del fin del mundo, lo que llegue sea el momento de sacudirse las vergüenzas, dejar de autocompadecerse y trabajar en otra dirección con el mismo empeño y más voluntad todavía. Que nunca es demasiada.
4 comentarios:
Ya que te gustan los refranes te diré otro: Renovarse o morir. Vale, me has pillado, no es exactamente un refrán, pero viene muy bien al caso. Nos estancamos en modelos que en un momento determinado dejan de funcionar, y hay mucho miedo al cambio. Por eso hay tantos gritos en contra de internet, y tantas voces ignorantes que nos llaman ladrones. Pero está visto y demostrado: otras cosas funcionan. Carlos Jean lo ha dejado muy claro con su plan B, ha llegado a lo más alto creando no sólo buena música sino música que gusta a mucha gente. Ojalá triunfen más visionarios como él.
Besos!!
Somos tus seguidores número 100, que bien!!!!!!!!!!
Jajajajajaja qué guay, "Algo más que lecturas", qué número tan bonitooooo!!
Ciertísimo, Trescatorce. En lugar de sentarnos a lamentar que la vieja industria se agota, el reto es llegar y reventarla con algo novedoso, distinto, que sorprenda. Nadie va a dejar de amar las historias, nadie dejará de leer libros (independientemente de su formato), de eso estoy más que segura.
Besos chicas!!!
La imaginaciòn al poder, tienes razòn en estas èpocas de recortes y crisis saldràn nuevos talentos que dormian en el estado del bienestar. Esperemos que con todo estas nuevas figuras y nuevos eventos todo se nos haga mas fàcil.Acabo de conocer tu blog y me gusta como escribes creo que con tu permiso me quedarè por aquì para seguirte leyendo.
un fuerte saludo
fus
pd. bueno ya veràs que he participado en tu sorteo....
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