jueves, 1 de diciembre de 2011

LO QUE ESCRIBO...


Tanto tiempo escribiendo, tantísimas entradas y hasta ahora no caigo en la cuenta de que nunca os he hablado de mi obra. ¡Upps! Debe ser la edad que no perdona, o esta tendencia mía a saltar de tema en tema cual cabra monteña sin reflexionar apenas. Escribo por impulsos, ¿os lo había contado ya? Sólo me siento delante del ordenador cuando realmente tengo algo que decir, de ahí que las entradas en mi blog tengan menos regularidad que la menstruación de Lady Gaga. En fin, qué se le va a hacer, una no puede estar en todo.
Dediqué muchos años a la abogacía, no en una rama cualquiera, no: en las 2 más desagradables que posiblemente se ofertan. Criminalística y mediación familiar en divorcios sangrientos. No creo que haga falta explicar las condiciones anímicas en que llegaban los clientes al despacho. Si sufrir un problema que nos conduzca al abogado de ordinario nos preocupa, qué decir cuando tú o alguien cercano y querido está encausado penalmente o cuando atraviesas el crudo lodo de una familia en pleno desmorone, con ilusiones rotas, niños que sufren, venganzas en marcha y todo lo ya conocido.
Había que salvar esas almas. Animar esos corazones. Subir esos ánimos. Forzarlos a que creyeran de nuevo en sí mismos y recuperasen las ganas de luchar, porque cuando se enfrentasen al interrogatorio del juez o del letrado contrario, estarían solos, yo no podría responder por ellos. Y debían estar seguros de que luchaban por algo justo, merecido, que todo lo malo que les acechaba no era ningún castigo divino por lo mal que se portaron en 1998.
Surgió mi labor de consejera. Algo que ya se venía cociendo desde mi más tierna infancia, cuando en el colegio mayor tenía prácticamente montado un consultorio sentimental y me colgaron en la puerta de la habitación un folio con fixo que decía:
"Te queremos, Elena Francis. Gracias por todo"
Por cierto, jamás debí tirar ese cartel. Si llego a saber que con el tiempo tal adjudicación se haría realidad...
Cuando por motivos graves de salud planeaba en mi cabeza abandonar la abogacía, antes de haberlo ni mucho menos decidido, ya surgió la Psico-comedia. Debe ser que mi yo "consejero" viéndose amenazado de desempleo buscó inmediatamente salida por otros derroteros. El proceso de elaboración mental debió ser algo parecido a esto:

Siglo XXI.
¿Nada nuevo bajo el sol? ¿Falta originalidad en nuestro universo literario? ¿Todo lo que se publica es más de lo mismo?
¿Y si fuésemos capaces de descubrir un género novedoso tanto en España como en el resto de Europa con el más amplio espectro de ventas? ¿Algo que guste a adolescentes, jóvenes y ancianos, a hombres y mujeres,sin distinción?
¿Será posible?

Cojamos un manual de autoayuda (de esos que tan bien venden) y démosle 2 vueltas de tuerca:

1ª) Eliminemos el formato "manual", árido, repetitivo y aburrido y sustituyámoslo por el de "novela", con su ritmo, su argumento, sus personajes y sus cosicas.
Nace la autoayuda novelada: el lector se sumerge en la historia, las peripecias de los personajes y disfruta sin percatarse del trasfondo psicológico y terapéutico de lo que lee.

2ª) Plásmela en clave de comedia.
De ese modo, incluso los que no capten o no necesiten el mensaje psicológico de la obra, se llevarán consigo el innegable bienestar de la risa.

Me convencí de que lograrlo sería posible y tras varios intentos, nació la PSICO-COMEDIA.
En España, que como inventores no tenemos parangón. Sin antecedentes en la literatura europea, para que rabien y se chinchen. Completamente original y castizo. ¡Toma ya!

Y ahí estamos, en la brecha, juntando palabras para que la colección crezca. Con 3 títulos publicados que tratan respectivamente la reacción de tu entorno cuando decides ser tú misma (Un féretro en el tocador de señoras), la caída de la autoestima con la edad y la amistad verdadera (Cuarentañeras) y la mitomanía o mentirosos compulsivos (Del suelo al cielo) y otros 2 títulos listos para 2012: el maltrato psicológico (Gato por liebre) y las personas que no saben decir "no" (Esto te lo apaño yo.com). Llena de ilusión y de fuerzas que a veces me abandonan en busca de aventuras y mejores tierras pero que siempre acaban regresando al redil. Porque saben que las necesito, que esto es una tarea para la buena gente, que los libros están curando corazones y sacando la risa de personas tristes en momentos en que poco o nada nos lleva a sonreír. Que hay que ser agradecidos y corresponder a las cartas y mensajes que recibo, plenas de agradecimiento y de cariño.
Por todo eso, por vosotros y por mí misma... ¡Resistiréeeeee!



7 comentarios:

Elena dijo...

Gracias por la entrada, ahora te conocemos un poco mejor.

Regina Roman dijo...

Gracias a ti, Elena, por visitar mi casa :)))

Daniel Rubio dijo...

Me ha quedado claro que cada cual tiene su historia. Excelente entrada, de la que me quedo con es de "Te queremos, Elena Francis. Gracias por todo".

Un abrazo y resiste.

Montse dijo...

Voy a ser muy poco original.
Gracias x hacerme reir con tus libros, Regina.
Un beso enorme.

Regina Roman dijo...

Gracias, Daniel, gracias Montse. Eso que decís me llega al alma. Original o manido es lo de menos. Lo más gratificante que una puede escuchar es que el mensaje llega, se recibe y cumple su función. ¿Qué más puedo pedir?

Un beso a todos :)))

garbiñe dijo...

Me encanta tu enfoque de la vida.Sigue así.

Trescatorce dijo...

La verdad, a mi los libros de autoayuda siempre me han dado un poco de yu-yu. Es como si alguien te dijera: "Eh, tú. Que no tienes ni idea de vivir tu vida, déjame que te enseñe." Y a mi los listillos no me gustan un pelo.
Lo bueno que tienen tus libros, además de que son muy divertidos, es que no tienen esa bofetada psicológica, no te dicen que no llevas tu vida correctamente. Te muestran que cada uno de nosotros puede tener momentos en los que perdemos el norte, y que podemos recuperarlo.
Yo de momento solo he leído una de tus novelas, El Féretro..., pero me gustó mucho. Me encantaron los personajes. Por eso (y por mucho más), leeré el resto, para descubrir más personajes, y si, de paso, consigo arreglar algo de mi imperfecta vida, pues mejor que mejor. Si no, pues habré pasado un rato muy agradable.
Besos!!

 
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