miércoles, 19 de mayo de 2010

EL UNIVERSO FEMENINO


El mundo de la feminidad es un coto cerrado, vedado por incomprensible a esos seres altos y con bigote (o achaparrados y calvos como mi señor padre), que llamamos compañeros. Su cerebro no es mejor ni peor, sólo distinto. ¿Acaso es mejor una pera que una manzana? Y cómo nos frustramos cuando esperamos una reacción típicamente femenina en ellos. Solemos recurrir al consabido “yo nunca lo haría” o “yo le habría consolado/ayudado/comprendido”. Chicas, chicas, chicas… ellos no son una de nosotras y de continuar empeñadas en cambiarle el género a un cerebro que no distingue el color fucsia del magenta (para ellos se trata únicamente de… ¿rosa? ¿rojo raro?), acumularemos tantas decepciones que dejaremos de creer en la pareja.
Lo dicho. Cuando precises de consejo, pasa de tu novio y búscate una amiga sensata. O insensata, según el asunto a tratar. Pero no pretendas que el olmo te dé peras.
Algún día haré una película acerca de esto, el universo de las mujeres. Lo infinitamente poderosas que seríamos si en lugar de apuñalarnos por la espalda y hacernos la puñeta las unas a las otras, nos uniésemos a defendernos como leonas.

¿Todavía no nos ha explicado nadie que pasó la era de las cavernas, cuando la subsistencia de la especie empujaba a la mujer a luchar por conseguir y conservar su macho? Era el único modo de quedarse preñada y perpetuar la familia. Y luego había que asegurarse que el troglodita en cuestión cazase para nosotras y nuestros hijos en lugar de ir tonteando por ahí, regalando trozos de mamut a hembras despendoladas y calenturientas. Ya en esa época perdimos las mujeres el sentido de la solidaridad, para aprender a coger a la rival y desmoñarla. Una pena.

(Reflexión de Olivia de Talier en "Un féretro en el tocador de señoras")

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